¿Qué tanto conoces a tus proveedores? ¿Entienden tus necesidades? ¿Qué tan buena relación tienes con ellos? Existe una tendencia administrativa desarrollada en los últimos años llamada “Ecosistemas de valor” sobre la cual quiero referirme.
Para entender de qué se trata, su función y porqué se encuentra en una misma frase junto a nuestros proveedores, quiero empezar por explicar el término “ecosistema” empresarial.
Como es bien conocido, una empresa no es un ente aislado – o no puede serlo-, ya que su mera existencia, su desarrollo y crecimiento siempre estará influenciado por el relacionamiento con su entorno.
Una empresa puede surgir en un ambiente cuando haya podido generar unas interconexiones exitosas con los que la rodean, llámense clientes tanto internos como externos, proveedores, aliados, etc., es decir, lo que de manera técnica llamamos “stakeholders”.
Definición de «ecosistema»
En términos de biología, un “ecosistema” hace referencia a un sistema natural que está formado por un conjunto de organismos vivos y el espacio físico donde se relacionan.
En el ámbito empresarial, el primero en hablar de ecosistemas fue James Moore en 1993, definiéndolos como “un espacio de interconexión y dependencia entre agentes económicos que debía funcionar de manera saludable como condición indispensable para que las organizaciones tuviesen éxito y continuidad”.
La importancia de generar buenas relaciones con nuestros proveedores es indiscutible, pero que esta conexión ayude al crecimiento de la empresa y que podamos ser coparticipes en su desarrollo, es invaluable.
¿Y cómo puede una empresa lograr este relacionamiento exitoso con sus proveedores?
Es requisito prioritario construir una relación estable y duradera con ellos. Pero primero debemos ordenar la casa. Debemos alinear de manera estratégica nuestros procesos, donde la gestión de cada uno de los miembros como la de toda la organización esté orientada al logro de los objetivos, los cuales siempre estarán en concordancia con la visión.
Es decir, debemos tener claro qué queremos llegar a ser en unos años, establecer unos objetivos tanto a corto, mediano y largo plazo para conseguir esta visión y así organizar todos y cada uno de los procesos internos para la consecución de estas metas. Una vez esté organizada la empresa, podemos dirigir nuestra mirada al relacionamiento con el exterior.
Crear un ecosistema de valor con nuestros proveedores es nada más ni menos que generar con ellos vínculos fuertes ya que es importante entender que nuestro actuar influye en ellos.
Para esto se requiere darles el lugar y la importancia que corresponde, no solo basta con firmar un contrato, es importante conocerlos, conocer su alcance, su gestión, para poder generar con ellos canales de comunicación efectivos, rápidos y seguros.
Es ser mutuamente responsables con nuestras acciones, dejar establecidas políticas internas y externas claras, es actuar con respeto mutuo y así mismo hacia la sociedad. Si se tienen en cuenta estos conceptos, daremos un paso adelante en la construcción de nuestro tejido empresarial, generando resultados positivos tanto para la empresa como para nuestros stakeholders o nuestro grupo de interés.